Estrellas heladas de sin par brillo, busco respuesta a cuantas habrá mirándome en estos segundos. Cuando la vuelvo a mirar allí se encuentra, entre mis brazos y la arena, no me quita ojo y yo no paro de desear ser la arena, que suave, roza su piel entre el sonido de las olas al romper.
Es la noche fría quien nos hace retirarnos, por que no hay algo en la tierra que sea capaz de separarnos, de dejar de entre lazarnos, interminables besos... no por los segundos que pasan, si no por que ninguno nos queremos separar y no saber que es no rozar nuestros labios un segundo nada más.
Por fin encuentro desahogo en el papel. Cuando la veía a ella, solo quería parpadear, saber si era real, desear, que las cuatro, fueran un número irreal, en sus brazos romper el frío, desafiar al destino y demostrarle que el tiempo es solo vacío, y yo, lo lleno contigo.
No sé si esta canción la que guía mi pluma por el papel, pero sin ella no podría explorar todo esto, mostrarlo con algo de expresión, algo corto, como esta canción.
Mil noches prometí de poeta a la luna, cumpliré mi promesa mi preciada musa, porque eres mi alba y mi lucero, que se despierta cada mañana, deseando yo ser el rayo de luz que la despierte, que la siente, que caliente el suelo por donde pisa, ser imprescindible donde siempre se prescinde, ese es un sueño, donde las almas no tienen cuerpo y yo cariño mio, tengo que ser perfecto.
En especial, será dentro de poco una noche, donde declare ante el universo este cantar, donde pediré soñar, ser feliz y poder amar.
Fin
By: Tocado y flotando...
