Apoyada sobre mi hombro se encuentra ahora su cabeza, absolutamente dormida en su mundo de sueños y de esperanzas. Me alegra ver felicidad a mi alrededor, últimamente solo veo rencor y gente llamando la atención.
Su fría tez me pide calor, suave y finos labios que buscan un sabor y sus ojos solo me susurran la palabra amor.
Yace ahora la herida dormida, las tormentas que arrecieron sobre ella hoy se disiparon y se convirtió en noche todo el cielo a su alrededor.
Que sigo diciendo que no sé que me depara el futuro, cicatrices tengo, pero son solo eso... parte de mi piel, marcas, que al fin y al cabo, no pudieron conmigo.
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