Tocado pero no hundido... flotando...

-¿Cuánto tiempo se puede aguantar a la deriva?

-Espero que mucho... ¿que vienes a hacer hoy aquí?

-Supongo porqué la verdad salió a la luz y nada de lo que dijiste, nada de lo que hiciste, nada de lo que pensaste y sentiste valió de algo.

-Quiero chillar... quiero explotar mi mundo con un grito... quiero ese grito que saque toda la rabia que hay en mí. ¿Cuándo te vas?

-Desgraciadamente para ti, siempre estaré a tu lado. Está lloviendo, es gracioso, hace pocos días podías salir a patinar para ser feliz, hoy llueve en tu desesperación y no puedes hacer nada para no ahogarte en esta lluvia que en ti no cesa.

-Es cierto... este mar no tiene bordes... no deja de crecer aun más... y no me atrevería a decir que no me viene algo más... puesto a que ya no sé ni de donde vienen las olas... a dónde me llevan...

-Me encanta tu situación.

-Yo odio todo esto.

-Acéptalo. Esto no es una espiral, tu felicidad no crece hasta el infinito, más bien es un circulo, todo vuelve, y no puedes hacer nada para evitarlo. Ahógate, esa tabla a la que sujetas está a punto de ceder, no hay tiempo para llegar a la playa.

-Estoy tocado pero no hundido... flotando... y eso nunca cambiará por muchas visitas de una voz estúpida... insolente... y que tiene la voz de la cruda realidad.